lunes, 17 de noviembre de 2008

América venció 4-2 al Chicó y se clasificó sin problemas a las semifinales del fútbol colombiano


Los locales tenían la necesidad de ganar el partido para poder entrar sin angustia en los cuadrangulares, mientras que los visitantes no jugaban más que por el honor y el deseo de dañar la fiesta. Se trataba de un duelo que enfrentaba nuevamente a los más recientes finalistas del Fútbol Profesional Colombiano.

El primer tiempo del partido fue bastante enredado y con pocas emociones, con un América proponiendo constantemente, pero viéndose bien controlado por la defensa del Chicó en el último cuarto de cancha. Los dirigidos por Alberto Gamero plantaron una sólida marca que obligó a los de casa a atacar por los costados y apostarle sin éxito a los centres.

Tan solo unos remates de tiro libre en los minutos 4 y 6, un centro peligroso de Paulo César Arango en el 11 y un cabezazo de Adrián Ramos en el 14 inquietaron la portería de Walter Noriega.

En los locales, ingresó Harrison Otálvaro en sustitución de Norman Cabrera. El volante americano volvía a tener nuevamente buenos minutos de juego, luego de haber sido relegado al banco suplente desde hace varias fechas.

En el minuto 24, llegó la oportunidad más clara hasta el momento, cuando el árbitro Óscar Gutiérrez anuló un gol de Adrián Ramos por posición adelantada. La acción sería la premonición de la gran tarde que le esperaba al joven atacante.

Los visitantes por su parte, se mantuvieron reservados en su ofensiva, hasta que en el minuto 37, Marcos Pérez desperdició una inmejorable oportunidad a pase de Víctor Pacheco, quien había eludido a la defensa roja en una jugada de gran gesto técnico.

El suspenso entonces empezó a apoderarse poco a poco de la numerosa hinchada escarlata que asistió al Estadio Olímpico Pascual Guerrero, ya que el gol no quería llegar y en cualquier momento un descuido podría poner en vilo la ansiada clasificación.

Por ello, la euforia en las tribunas no se hizo esperar cuando en el último minuto de la etapa inicial, el árbitro decretó un penal por una infracción a Iván Vélez. Harrison Otálvaro, quien volvía a jugar un partido completo después de varias fechas, fue el encargado de cobrar la falta y así dejar a su equipo arriba en el marcador para irse al descanso.

Para el segundo tiempo, los equipos saltaron a la cancha sin cambios y América arrancó como una tromba, dejando ver su ya conocido fútbol vertiginoso que lo ha caracterizado durante todo el año.

Siendo así las cosas, lo que se veía venir, sucedió: Arango –de gran partido- desbordó en ataque por el costado derecho y empalmó un fuerte remate que Noriega no pudo contener del todo y en el rebote, Adrián Ramos de cabeza empujó el balón en la red.

La fiesta en el la capital del valle se prendió por completo y los pedidos ya eran por una goleada que sirviera de alguna forma de revancha por la final que se jugó en junio.

Y precisamente, cuando América lucía con el partido en el bolsillo, en un descuido de sus centrales, permitió que Frank Pacheco recibiera un balón solo ante Berbia y marcara el descuento. Volvió entonces la angustia, porque un empate definitivamente podía complicar a los dirigidos por Umaña.

El partido tuvo unos 10 minutos en los que ambos equipos empezaron a perderse en el mediocampo y a contrarrestar sus ataques mutuamente, hasta que en una bonita jugada que resultó de un impecable toque de John Valencia a Paulo César Arango y de éste, a Adrián Ramos, llegó el tercer gol.

El atacante americano con gran velocidad eludió a Noriega y anotó su segundo gol de la tarde. Un gol que le supo a gloria, no solo porque significaba la clasificación, sino porque traía a la memoria la nefasta noche que tuvo en la pasada final que enfrentó a estos dos equipos.

Las circunstancias del partido nuevamente se pusieron a favor de América y ya no quedaba más sino la celebración, que se hizo absoluta en el minuto 82 en una nueva acción que involucró esta vez a Víctor Cortés en un ataque por derecha y un pase al centro del área que dejaría un rebote que concretaría con merecimiento, Paulo César Arango.

Un nuevo descuento para el Boyacá Chicó, llegaría en el último minuto del partido, cuando Alexander Asprilla fue derribado en el área por Carlos Valdés y el juez sancionó pena máxima. El mismo atacante se encargaría de dejar el marcador 4 goles por 2.

Con esta victoria, el elenco caleño, finalizó la primera fase de la Copa Mustang II 2008 en la cuarta posición y enfrentará en el cuadrangular B a Atlético Junior, Deportivo Pereira y Deportivo Cali.

Por su parte, los de Tunja cierran su participación en el torneo y salen a vacaciones con miras a prepararse para la Copa Libertadores del próximo año, a la que se encuentran clasificados por derecho como campeón del Torneo Apertura.

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